En una pequeña ciudad en Jujuy, vivía Langosta. Su nombre se debía a su apetito voraz por desafíos físicos, y siempre estaba acompañado por su amigo, Calum. Ambos compartían una pasión por el gimnasio y un deseo de alcanzar la perfección física.Un día, mientras levantaban pesas en el gimnasio local, Cbum, otro amigo de Langosta, entró con una expresión preocupada en su rostro. Observó con desaprobación mientras Langosta y Calum se inyectaban esteroides.¡Hey, chicos! ¿Qué están haciendo? Eso no es bueno para la salud. Deberían reconsiderar eso, advirtió Cbum, preocupado por la decisión de sus amigos.Langosta, sin embargo, se enojó por la intervención de Cbum. No necesitamos tu opinión, Cbum. Estamos haciendo esto para mejorar, para ser más fuertes, respondió con arrogancia.Calum, aunque inicialmente indeciso, decidió seguir el consejo de Cbum y dejó de inyectarse esteroides. Esto provocó la ira de Langosta, quien se sintió traicionado por su amigo.Desafiado por la crítica y el abandono de Calum, Langosta tomó una decisión drástica. Decidió retirarse del gimnasio y se aventuró hacia el monte más alto de Jujuy para entrenar en soledad y encontrar su fuerza interior.Calum, preocupado por su amigo, decidió seguirlo al monte. Al llegar, le rogó a Langosta que reconsiderara su decisión de inyectarse esteroides, pero la respuesta fue una negativa rotunda.La discusión se intensificó y pronto se convirtió en una pelea épica en la cima del monte. Ambos lucharon con determinación, pero finalmente, Langosta logró vencer a Calum. Sin embargo, la victoria llegó con un alto precio.Langosta quedó gravemente herido durante la pelea y, al darse cuenta de las consecuencias de sus elecciones, decidió abandonar la práctica de inyectarse esteroides para siempre. Aunque ganó la batalla física, entendió que la verdadera fortaleza reside en la salud y la sabiduría.Langosta eligió un camino más saludable, sabiendo que la verdadera fuerza no se encuentra en las sustancias químicas, sino en el equilibrio y el respeto por el propio cuerpo.