Alito era un joven tranquilo y simpático que vivía en una pequeña ciudad. Un día, después de disfrutar de una deliciosa comida en un restaurante local, sintió la necesidad de ir al baño. Decidió dirigirse al baño del lugar antes de emprender su camino de regreso a casa.Al entrar al baño, notó que estaba impecablemente limpio y bien decorado. Se sintió aliviado por la apariencia acogedora del lugar, pero pronto se dio cuenta de que la situación no sería tan sencilla como pensaba.Cuando intentó utilizar el inodoro, descubrió que la cadena estaba atascada. Alito, intentando no entrar en pánico, buscó desesperadamente una solución. Decidió informar al personal del restaurante, pero antes de hacerlo, notó que no había papel higiénico.Con cierta incomodidad, Alito decidió enfrentarse al personal y explicar la situación. El camarero, comprensivo, se disculpó y le prometió que lo solucionarían de inmediato. Mientras esperaba, Alito se dio cuenta de que la puerta del baño no cerraba correctamente, lo que aumentó su sensación de incomodidad.Finalmente, el personal logró reparar la cadena y proporcionó papel higiénico. Alito estaba agradecido y, aliviado, intentó poner fin a esta experiencia desafiante. Sin embargo, justo cuando pensaba que todo estaba resuelto, se dio cuenta de que se había quedado sin agua en la llave del lavamanos.Respirando profundamente, Alito decidió lavarse las manos en el baño de mujeres, ya que no quería dejar el lugar sin cumplir con esa tarea esencial. Al salir del baño, se cruzó con el gerente del restaurante, quien se disculpó sinceramente por todas las complicaciones.Alito, con una sonrisa, aceptó las disculpas y se marchó del restaurante con una historia para contar. Aunque su visita al baño fue más aventurera de lo que esperaba, aprendió a tomarse las cosas con calma y a encontrar soluciones incluso en las situaciones más inesperadas.