Mientras Alito intentaba salir del restaurante después de sus desafíos en el baño, el gerente, en un giro inesperado de los acontecimientos, se acercó a él con una actitud confrontativa. Parecía que la tensión había alcanzado su punto máximo.El gerente, frustrado por los problemas en el baño y quizás influido por un mal día, confrontó a Alito de manera agresiva. Sin embargo, en lugar de dejarse llevar por la hostilidad, Alito decidió mantener la calma y resolver las cosas de manera civilizada.Aunque la situación se tornó tensa, Alito logró desviar la confrontación física con palabras sabias y una actitud pacífica. Explicó que entendía la frustración del gerente y le recordó amablemente que todos tienen días difíciles.Sorprendentemente, el tono del gerente cambió, y en lugar de pelear, decidieron resolver el problema de manera civilizada. Se disculparon mutuamente por el malentendido, y el gerente incluso ofreció a Alito un descuento en su próxima visita como gesto de buena voluntad.Alito, con su temperamento pacífico, aceptó la oferta y salió victorioso de la situación sin tener que recurrir a la violencia. Aunque su experiencia en el baño fue complicada, la forma en que manejó la confrontación con el gerente demostró que a veces, la mejor manera de salir vencedor es a través de la paciencia y la diplomacia. Al salir del restaurante, Alito se sintió satisfecho consigo mismo y con una historia aún más inusual para contar.