¡Oh, el iuspositivismo! Esa teoría que mira al iusnaturalismo, se ríe y dice: “¿Derechos naturales? ¿Quién necesita eso cuando puedes simplemente inventar tus propias reglas?” Es como el niño en el patio de recreo que decide inventar un nuevo juego solo porque puede.El iuspositivismo sostiene que las leyes no son como los árboles que crecen en el bosque, esperando a ser descubiertas. No, las leyes son como un pastel que horneamos nosotros mismos. Y si no te gusta el sabor, bueno, puedes intentar cambiar la receta. ¡Buena suerte con eso!Y aquí viene la parte divertida: estas leyes hechas por el hombre pueden ser cualquier cosa que queramos que sean. ¿Quieres una ley que diga que todos deben llevar sombreros los martes? ¡Hecho! ¿Una ley que prohíba los calcetines con sandalias? ¡Por supuesto! ¿Una ley que declare que todos los gatos son ciudadanos con plenos derechos? ¡Por qué no!Pero, por supuesto, hay un pequeño problema. ¿Qué pasa si las leyes creadas por el hombre son injustas? ¿O si entran en conflicto con lo que consideramos derechos naturales? Bueno, esas son preguntas para otro día.Y así, con su capa de humor y su espada de ironía, el iuspositivismo se pasea por el escenario de la teoría jurídica, desafiando nuestras nociones preconcebidas y obligándonos a cuestionar la naturaleza misma de la ley. ¿No es maravilloso? ¡Viva el iuspositivismo! ¡Viva la ley hecha por el hombre! ¡Viva la confusión jurídica!