Lot intentó proteger a los ángeles ofreciendo sus propias hijas a cambio, pero los ángeles intervinieron, cegando a esas personas malvadas para impedir el ataque. Como la maldad en esos lugares era muy grande, los ángeles de Dios ordenaron a Lot y su familia que abandonaran Sodoma de inmediato para ser salvos de la destrucción causada por el fuego y el azufre que caían del cielo. Sin embargo, no podían mirar atrás mientras las ciudades eran destruidas. Pero la Biblia dice que mientras huían, la esposa de Lot desobedeció la orden de Dios, miró hacia atrás y fue convertida en una columna de sal como castigo.Segundo, las muertes de Nadab y Abiú. La historia de Nadab y Abiú, registrada en el capítulo 10 de Levítico, resalta la santidad de Dios y muestra que Él toma muy en serio las cuestiones relacionadas con la adoración a Su nombre. A pesar de ser hijos de Abraham, sobrinos de Moisés y sacerdotes del Tabernáculo, el Señor no los perdonó cuando tomaron sus incensarios y pusieron fuego e incienso en ellos, violando las normas establecidas por Él para el culto en el Tabernáculo. Al desobedecer a Dios, Nadab y Abiú mostraron falta de respeto por la santidad del Señor y por el orden que Él había dado. Entonces, Dios hizo que una gran llamarada de fuego saliera del Tabernáculo y alcanzara a los hijos de Aarón, quienes murieron en ese mismo instante.Tercero, la muerte de Onán. Onán era hijo de un hombre llamado Judá y fue instruido por su padre a casarse con Tamar, viuda de su hermano. En aquel tiempo, era el mandamiento de Dios que la esposa de un hombre fallecido fuera entregada al hermano vivo para mantener la línea familiar. Sin embargo, Onán, aunque aceptó casarse con Tamar para no desagradar a su padre, desobedeció las órdenes de Dios al no engendrar hijos con ella.